sábado, octubre 14, 2006

Realidades encontradas

- Buenas tardes. Hace algunas semanas abrí una cuente en este banco, y ustedes me dijeron que me enviarían la tarjeta bancaria, junto con el número de la cuenta. Sin embargo, aún no recibo nada. ¿Podría decirme que ha pasado?

- Con mucho gusto señor. Me dijo que su nombre era...

- Martínez.

- Permítame un momento, revisaré mis archivos.

La corbata amarilla del funcionario no hacía juego con su camisa a rayas verticales blancas y rosadas. A través de la inmensa ventana se filtraba a borbotones la luz de un frío crepúsculo de otoño, y eran visibles las tejas de barro de las antiguas casas vecinas. Juan Rafael esperaba mientras el oficinista hundía con los dedos las teclas de su PC y asentía con la cabeza con la mirada fija en una pantalla que para él permanecía invisible.

- Creo que he encontrado la causa del problema, señor Martínez. ¿Me permite ver su pasaporte?

- Aquí está.

- Justo como me lo temía. ¿Colombiano, verdad?

Por una milésima de segundo Juan Rafael se preguntó por qué carajos el hombre inquiría acerca de su nacionalidad cuando tenía el pasaporte en la mano, con el dorado cóndor de los Andes impreso en la portada y letras claras y grandes que decían REPÚBLICA DE COLOMBIA. Sin embargo, se apresuró a responder.

- Si, colombiano.

- Justamente allí está el inconveniente. Las políticas de seguridad de nuestra compañía determinan que hay una lista de países que llamamos ¨de alto riesgo¨. Son países cuyos nacionales tienen cierta probabilidad de estar implicados en lavado de dinero y cosas por el estilo; por desgracia Colombia se encuentra en esa lista, señor Martinez.

- ¿Qué significa eso exactamente?

- Obviamente nosostros no desconfiamos de nuestros clientes. Menos aún de los estudiantes de la Universiteit. Sin embargo, a causa de este pequeño detalle, el tiempo que tardamos para abrir su cuenta es un poco más largo de lo normal, pues sus datos deben ser corroborados con mayor precaución.

- ¿Me está diciendo que por ser de determinado país yo recibiré un trato distinto por parte de este Banco?

- No, señor Martínez, sólo queremos asegurarnos de que las cuentas que se abran en esta entidad sean utilizadas de manera correcta. También algunos países asiáticos y africanos están en la lista, así que no se trata sólo de su país.

Una vez más, Juan Rafael se detuvo por un instante a pensar: ¿Estaba este oficinista holandés tratando de consolarlo diciéndole que además de Colombia había otros países cuyos ciudadanos también eran considerados de primera mano como criminales? ¿En realidad creían que un estudiante que necesita una cuenta para meter los miserables 500 euros que le llegan cada mes puede estar lavando dinero?

Cuando Juan Rafael salió a la calle pasó por el kiosko de los períódicos, y tomó el único ejemplar disponible de El Tiempo, de Bogotá. En la primera página vio al vicepresidente Santos posando para las cámaras en Cartagena de Indias con los actores que participaban en la filmación de El amor en los tiempos del cólera. El diario citaba al segundo al mando en Colombia: ¨Con la confianza que este gobierno le ha dado a los inversionistas extranjeros, ya no hay temores de vener a hacer películas en Colombia. La imagen de Colombia y de los colombianos en el exterior está mejorando. Ya no nos ven como delincuentes¨.

Juan Rafael leyó estas palabras con asombro. Hizo un gesto despectivo y arrojó el periódico en la primera caneca de basura que vio en la acera de Breestraat antes de continuar su camino a casa.

4 comentarios:

Mauricio dijo...

sabe que es lo que mas rabia da, que el gobierno colombiano se hace el pendejo, si a la misma canciller colombiana le hicieron quitar los zapatos en el aeropuerto de miami. Por suerte hay paises que aun no nos la tienen tan jodida como en Alemania, aca en Frankfurt abri mi cuenta sin lios, pero si da rabia cuando a uno le pasan esas cosas.

Lo dijo...

la mentalidad de la gente no va a cambiar de un momento a otro, por mas dura que sea la situacion, la gente ve esto o lo otro de cualquier pais del tercer mundo y se dicen a si mismos "ay que pecao" para seguir con su stampot con verduras.

a mi tampoco me pusieron problemas en el rabo para abrir cuenta. uhmmm...

Germán dijo...

Eso era antes lolita

Juan Rafael dijo...

Debio ser entonces que me vieron la cara de bobo