jueves, septiembre 14, 2006

Dimension desconocida

Solo en una democracia laica como la nuestra, donde las leyes dicen que hay una separacion entre Iglesia y Estado, pero donde al mismo tiempo a nadie le importan las leyes, suceden cosas como las que hemos leido en la prensa ultimamente. La Iglesia excomulga a unos magistrados y a unos medicos que han hecho lo que la Constitucion demanda de ellos, poniendo los derechos de las mujeres por encima de prejuicios ancestrales que seguian castigando injustamente a victimas de violaciones y abusos de toda indole. Justo y necesario es que la Iglesia Catolica exprese sus opiniones sobre temas controversiales como el aborto; asi debe poder hacerlo cualquier individuo o institucion en Colombia. Pero que pretenda influir en las decisiones constitucionales amenazando con enviar al Infierno a todo aquel que practique un aborto, y que califique a profesionales serios y en muchas ocasiones seguidores de su doctrina catolica como "red de malhechores" deja mucho que desear de un establecimiento que ya ha ido demasiado lejos bajo la complacencia de un Presidente que invoca el santoral completo antes de iniciar sus discursos. Veo en la pagina de internet del Consejo Pontificio para la Familia, del cual nuestro paisano Lopez Trujillo es presidente, una serie de fotografiass de fetos abortados, puestas alli con el unico proposito de producir repudio hacia el aborto. Si de usar influencia grafica se trata, yo propongo la creacion de una pagina web donde se expongan las fotografias de algunos sacerdotes catolicos violando ninios en las sacristias, como desafortunadamente sucede. No son estos sacerdotes representantes mayoritarios de la Iglesia Catolica, pero al menos son mucho mas malhechores que los magistrados, doctores y mujeres que solo han hecho valer la Constitucion de Colombia.

No es eso todo. Leemos ademas que un parapsicologo, o psiquico, o como quieran llamarlo, se pasea por la Fiscalia con importante informacion acerca de los mas diversos asuntos judiciales de la Patria (menciono a la Patria para aumentar mi potencial caudal de lectores entre las filas Uribistas). Este Rasputin criollo -a quien no le deseo terminar como el Rasputin original- que se precia de haber adivinado el paradero del cadaver del ministro Juan Luis Londonio y de tener un sensei milenario en la India parece estarle hablando al oido a nuestro Fiscal General. Que le estara diciendo? Yo, que no soy adivino, me arriesgo de todas maneras con una profecia: mal va a terminar Colombia si seguimos permitiendo que estos entes "sobrenaturales" influyan en las mas importantes decisiones de nuestra laica democracia.

La razon, y no la especulacion divina o metafisica, debe ser la que prime en nuestro comunitario proceder.

miércoles, septiembre 13, 2006

Cuarto de siglo

Si, ya tengo veinticinco años. Pero mi cumpleaños dura 31 horas este año, asi que ahi se compensan las cosas.

lunes, septiembre 11, 2006

Trescientos sesenta y cinco

Hace un año nos dejó el abuelo Rafael. En aquella tarde de domingo, hoy hace trescientos sesenta y cinco días, se fue un hombre noble y extraordinario. Pero ese día también tomó forma en nuestras mentes el recuerdo de su existencia apasible y de sus manos de constructor haciendo vibrar con destreza las cuerdas de una guitarra que ahora reposa en nuestra memoria con la resonancia perenne de su última nota.

Las que siguen son las líneas que escribí en aquella ocasión para despedirlo. Las reproduzco aquí como un homenaje en este primer aniversario de su muerte.


ADIOS AL ABUELO

Cuando mi abuelo llegó a La Mesa, a principios de los años cincuenta, ya la vida le había enseñado a defenderse por sus propios medios. Huérfano desde muy pequeño, a sus veinte años ya era prófugo de un internado en Santander de donde había escapado para ser libre y vivir a sus anchas la vida ejemplar que nos ha dejado como herencia. Se unió a sus hermanos mayores y, con su bandola bajo el brazo visitó las cumbres y los valles de los Andes colombianos dejando en cada pueblo el susurro encantador de las notas musicales que disfrutó hasta los últimos momentos de su vida.

Ese azaroso periplo de su juventud terminó de la única forma en que podía terminar: en La Mesa conoció a la mujer que amaría con absoluta intensidad y abnegada ternura durante cincuenta y tres años. Juntos, la abuelita Blanca y el abuelito Rafael nos han dado el más valioso de los ejemplos: el del amor sincero que está por encima de las adversidades de la vida; la pureza de un cariño que perdurará por toda la eternidad.

De la mano de la abuelita Blanca, Rafael guió correctamente a sus tres hijos por los caminos de la honestidad y el compromiso con el estudio y el trabajo. Para lograrlo hizo uso de sus envidiables capacidades de autodidacta y de la inquebrantable voluntad de trabajar para su familia. Luego, cuando llegamos sus nietos y su fortaleza ya no era la misma de la juventud, el abuelito nos deleitó con su música y su compañia apasible, regalándonos sus mejores horas, iluminando con su experiencia y su bondad los momentos felices de nuestra infancia. Personalmente recuerdo con una alegría inmensa las tardes que pasé a su lado escuchando su guitarra y sus historias; encantadores momentos que difícilmente voy a olvidar.

El abuelo Rafa nos ha dejado. A pesar de su enfermedad tuvo la muerte tranquila que se merecía. Como todos me siento triste por su partida, pero mi tristeza queda plenamente contrarrestada por el bello recuerdo que me queda de él. Ese recuerdo quiero resumirlo en una palabra que encierra la más visible de las bondadosas cualidades de Rafa: su nobleza.

Recordémoslo pues como el hombre noble que fue. Que cuando pensemos en él venga a nuestra memoria esa bonita sonrisa que nos ofreció a todos en tantas ocasiones y en situaciones tan diversas. De esa manera, para felicidad de todos quienes lo quisimos, el abuelo seguirá sonriendo en nuestros recuerdos hasta el final de nuestros días, y por toda la eternidad. Muchas gracias abuelito.



Juan Rafael Martínez Galarza
Septiembre 12 de 2005

jueves, septiembre 07, 2006

Mis tiempos de actor

Esta es una cortesia del afamado director bogotano Daniel Camilo Gomez, que nos envia uno de sus primeros trabajos. Gracias al maestro Gomez