martes, mayo 17, 2005

18 de agosto de 1989

Estaba yo en Soacha cuando le dispararon a Galan. Era apenas un ninio que el mes siguiente iba a cumplir 8 anios y aquella noche de viernes, luego de una extenuante semana en el Colegio Champagnat, miraba la television con mi mama y mi hermano, a punto de dormirme, pues ya iban a ser las 9, cuando el ruido del telefono me saco de mis ensoniaciones infantiles y la voz angustiada de mi mama anuncio que algo malo habia sucedido. Desde el otro lado de la linea, mi prima politica acababa de darle la noticia: "!Le dispararon a Galan en la plaza, esta herido!". Mi madre salto de la cama con un grito y se tomo la cabeza, desesperada. Antes que nada, se trataba de una preocupacion familiar, pues mi papa se encontraba en la calle, tal vez cerca de la plaza y ella sabia de la popularidad de Galan y de la gresca que podia armarse si moria.

Yo, en medio de mis siete anios, no comprendia muy bien lo que pasaba. Sabia que Galan era un senior de bigote que queria ser Presidente de Colombia y que esa noche estaria en Soacha, pero eso era todo. Mi conciencia politica era demasiado incipiente (o inexistente) como para darme cuenta de lo que ese atentado significaba para todos. Mucho menos relacione todo eso con una posible amenaza para la seguridad de mi papa, que en ese momento departia con algunos amigos en uno de los muchos bares que habia cerca de la Plaza Central de Soacha. Sin embargo, la angustia de mi mama logro permear mi ingenuidad y me invadio de golpe, de manera que no estuve tranquilo hasta que no vi aparecer a mi papa en el marco de la puerta, una hora despues, con el desconcierto dibujado en las facciones y la fatalidad de la noticia con todo su peso: Galan acababa de morir.

Por encima de lo que Galan realmente significo para el pais, o del acierto o desacierto de sus ideas y propositos, aquellos fueron dias tristes para mi. Esa noche de agosto de 1989 me di cuenta, hasta el punto en que mis razonamientos me lo permitieron, del tipo de pais en que vivia, en el que transcurria mi infancia. Ese dia empece a comprender que la manera en que se arreglaban las diferencias en Colombia era silenciando a los contendores, manchando de sangre la historia de un pais que ya tenia muchos asesinatos impunes encima y al que todavia le quedaban otros muchos. Ese dia, y en los meses posteriores, durante los cuales otros lideres de ideas como Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro cayeron ultimados por las balas de la intolerancia, fui consciente de lo que significaba ser colombiano. No era un acto de fe, como dijo Borges alguna vez, sino un constante y terrible temor, el peor de todos, el temor a perder las esperanzas.

5 comentarios:

Juanita dijo...

Ya te conté el caribeño paraje en donde me encontraba, en una infancia aún muy inocente y alejada de tan terribles acontecimientos. Quizás mi primer recuerdo referente a la muerte de Galán fué ver a mi mamá llorar, eso sí que fué impactante.

Si bien concuerdo contigo en que ser colombiano no es un acto de fé, modificaría un poco la útima afirmación ... ser colombiano es resignarse a perder las esperanzas.

RompegalasBizarro dijo...

de la muerte de galan no me cuerdo mucho, recuerdo la imagen de la tarima de madera de donde la gente se cae. recuerdo que la daban una y otra y otra vez, hacían acercamientos de la montonera y buscaban el asesino escondido como a Javier en las hojas del espectador.
Recuerdo mas la de Pizarro porque fue en la tarde y desalojaron el colegio como locos. LLeguè a la casa y almorcé con la imagen del señor flaco con bigote y sombrero con los ojos cerrados y una especie de vendas en la cabeza... el recuerdo ya es borroso.
Respecto a la nociòn de clomombianidad que se discute, me parece que resulta paradójico el sentirse colombiano y dejarse llevar por el imaginario que los medios de difusiòn (no de información)pretenden solidificar en las personas que contenidas en el territorio que limitan las divisiones polìticas que dibujan a colombia en el mapamundi.
Se pretende infundir temor para que las personas se refugien en matones con promesas de protector como Uribe, que ofrece barrer la inseguridad, se enojan cuando España no le vende tanques de guerra y bombardea la Universidad Nacional con volantes (de los de verdad vuelan, tirados desde avionetas, no entregados en la mano)para convencer.
Sobre las esperanzas creo que escribirè en otro momento con más calma.

Meli dijo...

Yo tenía 11 años cuando mataron a Galán. Lo vi en televisión. Recuerdo exactamente lo que dice danielcamilo, la tarima, la gente corriendo, Galán y su escolta, caído. No recuerdo si lo del palacio de justicia fue antes o después, pero era la misma sensación, veía a los soldados correr, sobre el techo, veía humo y se escuchaban los tiros, y despues todo lo de los desaparecidos..."perder la inocencia". Una emoción cargada de vejez e impotencia que se repitió con Pizarro, Alvaro Gómez (fuera hijo de quien fuera) y Jaime Garzón. Ahora que estan investigando a Santofimio me siento CONTENTA. Creo que es la primera vez que en verdad se esta tratando de hacer algo contra la maldita impunidad, algo con lo que los colombianos aprendemos a malvivir y sigue doliendo...

Anónimo dijo...

Encontré este blog buscando en google por la fecha del magnicidio de Galán. Esta tarde antes de hablar con mi mamá que está en bogotá(yo estoy en Buenos Aires) no me acordaba del aniversario. Lo primero que hice fué entrar a eltiempo.com buscando información; notas que remembraran al inmolado dirigente, avances del caso contra Santofimio. Pero nada. Solo havía una nota acerca del escolta que lo ayudó a costa de su propia vida. Un valiente.

Mi recuerdo es muy parecido al de ustedes. Mi mamá llegó llorando diciendo que habían matado a Galán. Yo tenía 9 años y la imagen imborrable que tenía de Galán en mi cabeza era la del afiche de una de sus campañas presidenciales anteriores. Hoy leía que ese día se había asesinado el futuro de Colombia. No sé si eso sea cierto. Desafortunadamente tampoco era conciente políticamente a esa edad, y solo puedo recordar la tristeza generalizada en mis seres cercanos. No sabía en dónde había sido asesinado, no sabía por qué, y todavía no estoy muy seguro, aunque sé que todos tenemos una gran idea. Con respecto a sus asesinos, quisiera creer que la verdad se vá a saber, porque para que el asesinato de alguien como Galán se lleve a cabo, no solo tiene que ser ordenado por sus enemigos, sino que tiene que ser aprobado por gente de su "mismo bando".

En general, los 80 me parece una de las épocas más relevantes en nuestra historia, marcada por hitos como asesinatos, atentados, terrorismo en general que hoy son protegidos por la impunidad y la falta de contundencia de las leyes colombianas. Espero que la verdad salga a la luz porque sé que mucha gente caerá. Yá muchos sospechamos quienes serían.

Anónimo dijo...

Il semble que vous soyez un expert dans ce domaine, vos remarques sont tres interessantes, merci.

- Daniel