Crédito imágen: NASA
Tras el anuncio hecho ayer por la agencia espacial estadounidense (NASA) acerca del descubrimiento de un nuevo tipo de vida, las reacciones han sido diversas y justificadas. El gran despliegue mediático de la esperada rueda de prensa y la rápida difusión de la noticia a través de internet dio pie a todo tipo de especulaciones acerca de la naturaleza del descubrimiento. Muchos llegaron a creer que NASA anunciaría el descubrimiento de vida fuera de nuestro planeta, mientras que otros se
mantuvieron moderadamente escépticos. Ahora que el anuncio ha sido revelado, y que disponemos de todos los elementos de juicio, vale la pena tomarle las medidas al descubrimiento. En esta contribución a El Gran Pum quiero contarles cómo vemos los astrónomos (creo) el anuncio hecho ayer en Washington.
Un grupo multidisciplinario de científicos que incluye biólogos, geólogos y ecólogos descubrió una bacteria (GFAJ-1) que habita en el lago de Mono, California y que tiene la capacidad de usar el elemento químico Arsénico para construir los componentes básicos de su bioquímica, tales como ácidos nucléicos y proteínas. El hallazgo no fue casual. El grupo liderado por Felisa Wolfe-Simon, del U.S Geologica Survey, se enfocó en este lago californiano justamente porque se sabía de sus altas concentraciones de Arsénico. Hasta ahí el descubrimiento no suena muy espectacular, pero tal vez la percepción cambie si lo ponemos en el contexto de lo que hasta ahora sabíamos sobre la vida.
Todas las formas de vida que conocíamos hasta ayer, sin excepción, están constituídas por seis elementos básicos: Carbono, Oxígeno, Nitrógeno, Hidrógeno, Fósforo y Azufre. A pesar de la gran diversidad de seres vivos en la biósfera terrestre, desde las más simples algas hasta la complejidad de nuestro cuerpo humano, pasando por los llamados extremófilos, organismos simples que habitan en lugares de condiciones no muy amigables, todos estos organismos se ciñen estrictamente a la bioquímica basada en estos seis elementos. Si bien se había postulado la existencia de formas de vida cuya química fuera diferente, hasta ayer esa posibilidad era todavía materia de la ciencia ficción. Pero ahora aparece esta pequenña bacteria, cuyo tamaño es de la milésima parte de un milímetro, que es capaz de construir su ADN y reproducirse reemplazando el Fósforo de su química por Arsénico. Este no es, desde mi punto de vista, un descubrimiento menor. Significa que la definición de vida que hemos estado usando acaba de cambiar radicalmente. Otras formas de vida son posibles.
¿Por qué impacta este hecho la búsqueda de vida fuera de la Tierra? Todos los elementos químicos a excepción del Hidrógeno y el Helio se formaron en las reacciones termonucleares que tienen lugar en el interior de las estrellas y en las violentas explosiones con que las más masivas de estas estrellas terminan sus vidas, produciendo la riqueza química de nuestra tabla periódica, cons sus 114 elementos. Los planetas, que son producto también del ciclo de vida de una estrella, estan construídos con estos
elementos. Si la riqueza química del Universo es de ésta magnitud, ¿por qué tiene la vida que limitarse al uso de seis elementos? Si bien esta nos puede parecer una pregunta totalmente lógica, antes de la bacteria del lago Mono teníamos que resignarnos a aceptar los hechos: el único tipo de vida de que teníamos noticia usaba esa reducida cantidad de ingredientes. Y puesto que ese era nuestro ejemplo solitario de vida posible, los esfuerzos para encontrar vida en otros lugares del Universo se habían limitado a los lugares donde estos elementos son abundantes. Sin embargo, el descubrimiento de ayer implica que la vida es más creativa de lo que pensamos, y que ahora podemos buscarla en lugares mucho más exóticos sin el temor de estar pidiéndole peras al olmo.
Es además un momento emocionante para este descubrimiento, porque al tiempo que descubrimos nueva vida, tambien estamos descubriendo nuevos mundos donde buscarla. El número de planetas que han sido descubiertos orbitando otras estrellas ya sobrepasa los 500, y recientemente, en un hallazgo que ha tenido menos bombos y platillos que la bacteria californiana, se ha caracterizado la atmósfera de un planeta extrasolar sólo unas cuántas veces más masivo que nuestra Tierra, orbitando una estrella a 40 años luz de distancia. Una de las posibilidades es que la atmósfera de esta super-Tierra este constituída principalmente por vapor de agua. Otra posibilidad es que esté constituída de Hidrógeno, con altas nubes opacas que cubran la mayor parte del planeta. En cualquier caso, este es sólo un ejemplo de esos mundos extraños donde ahora mismo otras bacterias, ignotas y fascinantes, puedes estar esperando a ser descubiertas.
Más info:
http://www.sciencemag.org/content/early/2010/12/01/science.1197258.abstract#aff-1
http://www.eso.org/public/news/eso1047/
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