Mi primo y yo caminamos a lo largo del Fan Meile, alejándonos a paso lento de la puerta de Brandeburgo, en dirección a Berlín Occidental. A nuestra espalda va quedando lo que alguna vez fue la capital de la la República Democrática Alemana, y que ahora no es más que la parte oriental de la ciudad más importante de esta Alemania reunificada. Es pasada la medianoche e Italia acaba de ganar por cuarta vez el Campeonato del Mundo, a pocos kilómetros de donde estamos, en el legendario Estadio Olímpico.
La milla está convertida en un mar de gente que agita banderas de todo el mundo. Los italianos son por supuesto quienes más celebran, pero los demás se sienten tan campeones como ellos. La fórmula "Forza Italia" se ha impuesto sobre la sonora "Allez les blues", y los franceses aun lloran por la derrota, tirados en la calle y rodeados de botellas, vasos desechables y cerveza derramada. La música invade todo el espacio de la calle, y en las pantallas gigantes aparecen los jugadores de la Copa del Mundo, haciendo gala de sus más espectaculares jugadas, mientars que nosotros aquí abajo nos confundimos en la multitud colorida.
Katharina y Vicky nos acompañan. Las hemos encontrado por casualidad en una estación del S-bahn y son ellas quienes nos han dado la idea de venir. A la gente le importa poco que sea domingo, que mañana temprano hay que trabajar. Siguen celebrando el triunfo de la azurra, porque los italianos son Campeones del Mundo por cuarta vez.
1 comentario:
bonitas memorias del termino del mas grande evento futbolero ... ojalá les haya ido bien caminando por ahi con Katarina y Vicky ... yo solo paso a dejarte un abrazo
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